Hepatitis B

La hepatitis B es una infección hepática causada por el virus de la hepatitis B (VHB) que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad crónica. Se transmite por exposición percutánea o de las mucosas a sangre o diferentes líquidos corporales infectados, así como a través de la saliva y los líquidos menstruales, vaginales y seminales, y de madre a hijo durante el parto.

Se dispone de algunas pruebas de sangre para diagnosticar la hepatitis B y hacer el seguimiento de los pacientes. Mediante esas pruebas se pueden distinguir las infecciones agudas y las crónicas. El diagnóstico de laboratorio de la hepatitis B se centra en la detección del antígeno superficial del virus de la hepatitis B (HBsAg).

No hay un tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Por tanto, la atención se centra en mantener el bienestar y un equilibrio nutricional adecuado, especialmente la reposición de los líquidos perdidos por los vómitos y la diarrea.

La infección crónica por el virus de la hepatitis B puede tratarse con fármacos, en particular agentes antivirales orales. El tratamiento puede ralentizar el avance de la cirrosis, reducir la incidencia de cáncer de hígado y mejorar la supervivencia a largo plazo.

Prevención

La vacuna contra la hepatitis B es el principal pilar de la prevención de esa enfermedad. La OMS recomienda que se administre a todos los lactantes lo antes posible tras el nacimiento, preferentemente en las primeras 24 horas.

 Tratamiento:

En la mayoría de las personas, el tratamiento no cura la infección por el virus de la hepatitis B, tan solo suprime la replicación del virus. Por tanto, cuando se inicia el tratamiento contra la hepatitis B, en la mayoría de los casos, se debe continuar durante toda la vida.

Existen diferentes tratamientos orales disponibles en la terapéutica actual.

La OMS recomienda en concreto la administración de tratamientos orales (tenofovir o entecavir) porque son los fármacos más potentes para suprimir el virus de la hepatitis B. Tienen un porcentaje nulo o muy bajo de resistencias en comparación con otros fármacos, son fáciles de tomar (1 pastilla al día) y tienen pocos efectos secundarios, por lo que solo exigen un seguimiento limitado.

Estos fármacos se prescriben  por especialistas del ámbito hospitalario y  se dispensan exclusivamente en los Servicios de Farmacia del hospital.